Islas

Las islas se me parecen bastante. Parece que han surgido como yo, de la nada, de en medio del vacío, pegadas a los precipitados precipicios que abundan en el mar. Son espacios limitados, como esas fronteras que separan el día de la noche, un país de otro, la tierra del mar, o esas que determinan si estar triste o contento. Tan sólo es una línea finísima, invisible, pero tan concluyente... Me basta ver el principio de una llama para que no se apague nunca el resplandor de su recuerdo. Una vez me hizo llorar mi propia frialdad, juré que nunca más iba a dejar que me pasara algo tan triste... Junto a mí, en Phuket, una mujer da de beber licor a un mono, creo que es un jibón (¿O gibón?). El mono sostiene la botella en lo alto, mientras traga el líquido que le va a hacer dormir. Luego bebe ella también de la misma botella que el mono. El mono se ha dormido sobre la barra de bar a la que está encadenado. Antes de cerrar los ojos, me ha estado mirando sin disimular su interés. Me miraba a los ojos, como si me estuviera preguntando el por qué de esto y aquello, (yo no he sabido qué). Su mirada es pequeña y penetrante. son dos ojos redondos, pequeños y tranquilos, que te miran muy fijo. Sus párpados casi no se mueven, y observo que está mirando al infinito. Poco a poco se duerme, como era de esperar. También yo tengo sueño. Dormiré entre los troncos de las palmeras, enrollada en la hamaca de cáñamo, seguramente me despertaré unas cuantas veces durante la noche. Aquí es difícil dormir, siempre hay que estar alerta.

El cielo

He salido al jardín, envuelta en una manta (hacía frío), no quería perderme la lluvia de estrellas. Tumbada en una hamaca, sola en medio del prado, he contemplado el cielo, lo he visto caer e incendiarse, he visto el estallido de una estrella ocurrido hace millones de años, la he visto saltar sobre mí, arrebatarme con las pavesas, uno a uno, cada deseo dormido. Otros mundos se despedían de este con una pausa de dromedario enfermo antes de su última batalla contra el desierto. La Tierra lo ha contemplado quieta; lo ha mirado pasar tranquila. Mientras, yo pensaba en la maravilla de haberte descubierto en medio de la inmensidad del universo...

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Caillebotte: Los remeros(1.877)