La llegada a la selva
La segunda parada me cogió con el pincel en la mano.
Conocí a un cocodrilo que pastaba en un río. El pobre estaba enamorado
de la luna como el torito de la canción, pero en ladino. El cocodrilo
quería escribirle unos versos: le dejé papel y lápiz y escribió: "ME
CONSUELA ESCRIBIR PERO DE NADA VALE. LO POCO QUE SÉ, NO ES NADA" Nada,
nada, nada como un pez de escamitas plateadas. Al agua ve, al agua donde
nace la vida y nada como un pez. Nada como sirena en pena, sin piernas
y sin pies. Colguemos de la luna nuestras capas y, ¡Vamos a nadar! En
el mar de las nubes, en el cielo al revés. Nada, nada, nada como un
pez. Después de lo cual volvió a sumergirse hasta las cejas en el agua
parduzca. Pero yo había aprovechado entre tanto para capturar su imágen.
MENUDO
PÁJARO
Dejamos atrás la estación, que desapareció entre el
humo de las máquinas y la bruma en la que al río nos envolvía. Avanzamos
a través de la selva, siguiendo siempre el curso de la corriente. En
algún lugar, las aguas se volvían cristalinas.Un flamenco pescaba muy
cerca de la orilla...
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Ánimo!!!!:
Ahora vamos a estirar un poco las piernas |