Parece que fue ayer, pero ya han pasado dos años. Dos años que parecen dos siglos, tantas cosas han pasado...

Ser nuevo era especial, un poco engorroso, sí... pero muy especial... era casi mágico. Aproveché muy bien mi anonimato y cada noche me entregaba a esa especie de catarsis que era estrenar mi historia. Cada mañana la inventaba y cada noche la vivía. Fui tantos en aquellas noches... Luego llegaron amigos y el personaje se fue desdibujando... Luego volví a ser yo, y necesité aprender desde el principio cómo serlo. Pero nunca me rindo. Mis esquemas mentales se agilizan cada vez que me siento acorralado. Personajes nuevos y nuevas historias surgen después de cada naufragio conocido...