Para Mabel (3 Octubre 1994)
Compañerita mía:
Haces brillar tu fe
y ella me guía.
No sé qué sutileza
hay en tu arte,
que al hablarte,
puede mi alma gritar
sin espantarte.
Qué lazos ignorados
son más fuertes
que la implacable muerte
y que sin conocerlos
los sentimos
como cosa que vino del destino
y al destino volvió
por donde vino?
Por fuerza que,
buscando sin pereza
en ese arcón sin fondo
- de tan hondo-
en el que late el corazón del tiempo,
el alma envidiará la ligereza
de lo poco que pesa
un suspiro en el viento.
Ya no nos ceæirán las ataduras
de la falsa cordura
y no será locura
este mágico sueño.
Pero ten la certeza
que al sentir la tibieza
de ese sol que nos deja
su caricia en la piel,
seremos parecidas
a suaves bailarinas
bailando entre las nubes
un eterno minué.
Y sepa, pues, mi alteza
que si hoy somos princesas,
en el futuro reinas llegaremos a ser.
Así que dicho queda
lo que decir quería.
Será, hermanita mía,
que el tiempo sabe hacer?
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