Cartas
Envío cartas.
Mensajes cifrados indescifrables que,
en vano, intentan asir la eternidad.
Quien las recibe, como alas rotas
que el viento arrastra a su ventana abierta;
atrapa parte de mi ser,
muy breve casi siempre,
suficiente nunca.
Escribo cartas que
deambulan en una búsqueda incesante
con el alma asxiada por el vértigo
de su creciente latido.
Seres inexistentes me acompañan
Cuando nadie más puede hacerlo.
Y yo no acierto a comprender
qué es lo que pasa en mis entrañas,
de quién es el grito que me espanta,
el susurro que sisea, la letanía que plañe:
No dejes de buscar.
Busca en los rincones oscuros de tu alma,
en el borrón de tu cuaderno,
En ese rizo que nunca pudiste gobernar.
Y yo rebusco en los rincones más oscuros,
Converso con el susurro y
deshago los rizos con cada amanecer,
pero ya no te encuentro y
me quema este olvido y
sé que nunca te mandó esa carta.
Quizá sea ese el grito que brama,
el susurro que musita,
la letanía que repica:
Las cartas nunca llegan a tiempo,
cuando lo hacen
son ya historia pasada.