Acaban de traerme la compra. Como siempre, falta el pandoro. Claro, es que ya no es Navidad y el pandoro -igual que el panetone- es lo que los italianos dejan en Navidad a la Befana. Así que no sé de qué me extraño. Me quedaré con las ganas, porque mira que me gusta... La otra cosa tachada es el Arroz Capricho de Hacendado que no les gustó a los niños porque llevaba pasas, así que yo misma lo he quitado de la lista habitual. Esto de comprar por Internet es una gozada, sobre todo ahora que con el frío no apetece un pimiento salir a la calle. Sólo salgo para irme a Maleján. Eso sí que no lo perdono, al menos mientras no hagan la dichosa circunvalación y nos pase la autovía por en medio del jardín, que no creo que llegue a pasar nunca porque la zona nuestra -entre dos ríos como Mesopotamia- es la única zona verde que hay en una comarca que cada vez se parece más al desierto de Atacama y yo supongo que entre todos los de la asociación conseguiremos que la autovía vaya por el otro lado que ya está hecho un secarral. Yo no pienso moverme de esa casa que es la casa de mi familia desde hace cientos de años, la que reconstruí con mi marido pensando en que un día nuestros nietos sabrán cómo fueron sus abuelos sólo con vivir en ella... Bueno, que no pienso ponerme en plan sentimental... Cambio de onda. Así se compra en Mercadona por Internet. Lo recomiendo a todo el mundo.
Y, ahora, a trabajar que no son horas de estar viendo weblogs ni esas zarandajas... además no sé qué han perdido ustedes por aquí que no hay chicas en pelotas ni nada que se le parezca. Venga, venga... circulando...
Por cierto, hablando de chicas en pelotas... espero que dé la cara la persona que está entrando a mi blog desde una dirección tan poco decorosa como la que sigue: wwww.sex-flatrate.ch. Bueno, ya me ha leído, ahora manifiéstese si se atreve... (Es que, además, ese enlace no lleva a ningún sitio.) Pero ¿A dónde vamos a ir a parar?