No piséis los charcos
La ventana está empañada por la lluvia. Me pongo a recordar. Escribo lo que recuerdo...
Siento el olor del serrín que la hermana portera ha esparcido en las baldosas de la entrada, en ellas veo huellas de pisadas pequeñas junto a otras de pisadas más amplias y ordenadas que se vuelven borrosas al final del pasillo.
Veo cubos con paraguas cercados por pequeños charcos, y niñas con botas de agua rojas, o con impermeables amarillos. El cielo está tan gris...
Veo ropa colgada en la cocina, y la bañera llena de paraguas que se escurren (aún falta el de papá). Veo limpiaparabrisas que se mueven monótonos, relojes empañados, apresurados viandantes avalanzándose torpemente hacia portales o automóviles, o que paran taxis y protestan por lo cara que se ha puesto la tarifa.
En estos días de lluvia hay más batas arrugadas, el gimnasio se convierte en recreo y el recreo se queda sin nosotras.
A algunas niñas nos gusta saltar en los charcos y volvemos a casa con los zapatos llenos de suciedad, dejando tras nosotras muy claras evidencias del delito. Nuestras madres nos han advertido antes de salir de casa: " niñas: ... no piséis los charcos..." Lo han dicho con esa entonación que sirve para meterte cosas en la cabeza. Yo, mientras me salpico, recuerdo las palabras ... me muevo a su compás: "NO PI SÉ IS LOS CHAAAAAAAAARRRRCOSSSSSS, NO PI SÉ IS LOS CHAAAAAARRRRCOSSSS..." Luego, Leopoldo (el portero) nos tira de las trenzas y dice: "Aaaaah, perdiganetasssss" (que es una palabra que dicen en su pueblo y que a mí no me gusta). Leopoldo también ha puesto serrín dentro del ascensor y mi madre se queja porque le hemos llenado de virutas la entrada y porque para secarnos los pies ya tenemos el felpudo.
En la cocina se huele la plancha; o sea, que ha venido hoy también la costurera a pesar de la lluvia. Mi madre le pagará como siempre: mil pesetas y una docena de huevos (tal como lo pidió ella). Antes, habrá zurcido mis leotardos, y habrá vuelto a coser el dobladillo de la bata del cole, y la habrá planchado. Mientras haga estas cosas escuchará en la radio el consultorio. Se ve que le interesa, porque de vez en cuando, deja de coser y acerca el aparato a su oído.
La mujer de su hijo Manolo también trabaja en casa. Se llama Emerita, pero le gusta más que le digamos Meri. Cuando coínciden las dos, no paran de discutir.
A hacer el trabajo de Emerita, venía antes una mujer que se llamaba Trini, pero dejó de trabajar en nuestra casa un día que se enfadó porque (decía ella ) le habíamos hecho la burla. Lloró muchísimo por eso, y nunca más volvió. Le he preguntado a mi madre qué es eso de la burla, y ha dicho que es imitar las cosas o repetir lo que dice otra persona para reírse de ella. ¡Pero si yo no he hecho nada de eso!. Tampoco he sido yo la que ha hecho esas marcas en las puertas y en todos los cuadros. Alguien ha escrito: "AM" por toda la casa usando algún objeto punzante.
Parece que ya no llueve.
Tengo sueño.
me podrias mandar la cancion horcon boys? ¡no la encuentro en ningun sitio!!!